Por Humberto Verdejo, Director del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Santiago y Coordinador de la Mesa de Energía de la Red de Universidades Estatales

La Mesa de Energía de la Red de Universidades Estatales tiene el desafío de reivindicar el aporte de los planteles públicos de educación superior en el cumplimiento de las líneas estratégicas que el país lleva adelante.

Desde hace ya un tiempo que Chile figura como un referente y como una futura potencia energética en el uso de las energías renovables no convencionales. Esto, de acuerdo a las políticas energéticas que se han ido desarrollando durante los últimos gobiernos y que han ido apuntando a un cambio de la matriz energética, la cual aún tiene aún una alta producción de energías no muy favorables con el medio ambiente.

En este sentido, la Mesa de Energía, en la cual participan 10 universidades estatales de todo el territorio, cobra una especial relevancia para que desde la academia se vayan generando núcleos de investigación y aporte en la temática. El rol de las universidades es retomar la generación de conocimiento colaborativo y de antecedentes que sirvan de motor para elaborar nuevas políticas públicas y para tomar medidas concretas que vayan en directa relación con la mejora en la calidad de vida de todos quienes habitan el país.

En primera instancia y de manera sensata los académicos y académicas nos reunimos para establecer cuáles serían las líneas de acción y así poder materializar una agenda de trabajo. Para esto, levantamos un catastro de docentes con investigación dispuestos a participar en la temática de energía, así como también catastros y protocolos de infraestructura y equipamiento, de tal forma de facilitar el trabajo conjunto entre investigadores de distintas universidades.

Con lo anterior, se establecieron tres líneas de investigación. La primera en relación la distribución eléctrica, la segunda, con énfasis en energías renovables con especial foco en energía solar y la tercera en pobreza energética.

Tres campos de trabajo que son muy relevantes hoy en día y en los cuales las universidades podemos incidir. Actualmente Chile necesita una modernización de la infraestructura eléctrica y una reforma integral en la distribución, así como también seguir potenciando la penetración de la energía solar en la matriz energética, aprovechando todo el potencial del Norte Grande y por último, es muy necesario también abordar la pobreza energética, entendiendo que es un desafío que tenemos pendiente hace años.

Históricamente todos los planes de descontaminación han fracasado y la situación se agudiza a medida que el territorio nacional se extiende hacia el sur, debido a prácticas culturales y socioeconómicas de desigualdad al momento de acceder a la energía y escoger fuentes de calefacción.

Si bien este tipo de instancias no necesariamente impactan de manera inmediata en los cambios que Chile necesita, sí se transita en la dirección correcta y es un paso fundamental para generar la confianza de parte de las universidades del Estado en la contribución que éstas le deben a la sociedad.

Creo que es fundamental que los y las académicas y todo el aparato de educación superior se vuelquen e incluyan en sus desafíos institucionales el cumplimiento de los ejes estratégicos que la Red de Universidades Estatales contempla, dado que el trabajo colaborativo es esencial para poder llevar adelante iniciativas ambiciosas y de acuerdo a los desafíos que nos toca enfrentar.