Según el ministro de educación, la medida resulta vital para mejorar la calidad de la educación, pues estas áreas son cruciales para incrementar los resultados de aprendizaje de los colegios más pobres. A juicio de los expertos de la Universidad Metropolitana en Ciencias de la Educación (UMCE), la medida no responde al problema central.
Un aumento de horas no asegurará mejores resultados en el aprendizaje” sostienen especialistas curriculares de la UMCE, tras el anuncio del ministro de Educación, Joaquín Lavín, de modificar la malla curricular con un incremento en las horas semanales de las asignaturas de Lenguaje y Matemáticas, entre quinto básico y segundo medio.
Según explicó la vicerrectora académica de la UMCE, Tatiana Díaz Arce, esta medida es una “acción reactiva que responde a la necesidad de revertir los malos puntajes del SIMCE; sin embargo, no sé si pasa por el aumento de horas asignadas, sino a la calidad del uso del tiempo y mejores estrategias didácticas”.
Efectivamente, dijo, las últimas evaluaciones evidencian problemas en la resolución de problemas y el razonamiento matemático, pero aumentar las horas no es una garantía de que los estudiantes mejoren.
Pero esta medida, añadió, fomenta la calificación de “áreas de conocimiento poco o menos reconocidas y se favorece el desarrollo humano solo cognitivo, dejando de lado aspectos de la educación tan o más relevantes, a veces”, afirmó.
Sin embargo, expresó su satisfacción por los estudiantes de Educación Básica que se forman actualmente en la UMCE, porque “al tener una Pedagogía con mención, podrían estar mejor preparados para enfrentar el incremento horario”.
En tanto, el profesor del Departamento de Formación Pedagógica de la UMCE, Fabián Castro, sostuvo que “el cambio debiera pasar por una reestructuración del sistema, no solo por un aumento de horas que no asegurarán mejores resultados en el aprendizaje”.
A su juicio, si la decisión solo se basa en estudios sobre las acciones emprendidas por establecimientos para mejorar el SIMCE, “es necesario evaluar la calidad de estas investigaciones y su diseño metodológico, como para establecer una correlación entre horas y resultado en los aprendizajes”.
Si así fuera, añadió, la medida también resultaría ser una contradicción si se consideran los objetivos del Marco Curricular: “según establecen las orientaciones sobre el conocimiento y el aprendizaje contenidos en los Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios de la Educación Básica y Media, el ‘conocimiento, habilidades y actitudes son tres dimensiones de los que la experiencia escolar busca entregar a cada estudiante para favorecer su desarrollo integral’. Sin embargo, el SIMCE solo evalúa conocimiento y habilidades, y el incremento de horas solo está dirigido a mejorar conocimiento y habilidades; es decir, mejorar lo mismo, pero no necesariamente los aprendizajes”.
Declaró además que el problema persistirá mientras el currículo no tenga relación con el capital cultural y el dominio de códigos sociolingüísticos -es decir, de aquellos significados utilizados para construir realidad y contexto-.
Respecto del argumento que señala que países desarrollados (Canadá y Finlandia) invertirían una cantidad de horas significativas en esas asignaturas, Castro aclaró que “estas horas destinadas a Lenguaje no son comparables: la construcción del uso del lenguaje no se puede comparar internacionalmente por razones culturales; de hecho, ni siquiera las horas de clase semanal lo son, ni la calidad de vida, y son otros los matices culturales”, dijo.
Adicionalmente, el profesor Castro anticipó que al poner estos cambios en práctica “los efectos en la escuela serán importantes, pues se harán más difíciles algunas condiciones: incrementar las horas de docencia directa, las de colaboración –destinadas a la preparación de clases, reflexión talleres, reforzamientos y reuniones de apoderados- se reducirán y será un potencial problema si no es reforzado”.
En el caso de las reducciones horarias para Historia y Ciencias Sociales y Educación Tecnológica, “también deberá analizarse, puesto que en la práctica podría causar solo redistribución de funciones en la escuela, pero en otras podría provocar despidos”.
