En entrevista realizada por la Revista YA (El Mercurio), el Rector de la Universidad de Chile y presidente del CUECH, aborda el rol que han jugado las universidades, la ciencia y los liderazgos que han surgido en este contexto de emergencia sanitaria.
"Sin medidas económicas no saldremos de la crisis" señaló el académico.
¿Cómo vive su cuarentena?
Trabajando mucho desde la casa, preocupado por la evolución de la pandemia, más situado en la vida familiar que lo que antes podía, aprendiendo a estar cercano con el entorno a pesar de la distancia física.
¿Qué extraña de su vida cotidiana?
Las interacciones presenciales, la Casa Central con sus habitantes, y las visitas, cuando era posible, a mi laboratorio en la Facultad de Medicina los viernes en la tarde.
¿Qué le dice a usted el desconocimiento que algunos han reconocido sobre los sectores más desposeídos?
Esperaría que, ahora que han tomado conocimiento, actúen en consecuencia para mitigarlo.
¿Salud y economía son incompatibles?
Por el contrario, son interdependientes. Ahora más que nunca. Sin medidas económicas no saldremos de la crisis sanitaria, y sin vencer la pandemia no comenzará la recuperación económica.
En el incumplimiento de las normas sanitarias, ¿usted ve irresponsabilidad o necesidad?
Ambas. Pero mención aparte merecen quienes promueven el incumplimiento por motivaciones económicas injustificadas.
En el aporte de las universidades a la emergencia, ¿hay diferencias entre planteles tradicionales y privados?
Pienso que tanto la Universidad de Chile como el conjunto de las universidades públicas han demostrado su compromiso por el bien común de la sociedad.
¿Qué liderazgos valora en esta pandemia?
El de las agrupaciones científicas y de profesionales de la salud, ejemplificados en el Colegio Médico y su presidenta Izkia Siches; el del Ministerio del Interior, personificado en Gonzalo Blumel, por convocar en un momento crítico a la Mesa Social Covid-19, y el de las universidades, que han hecho suyos los problemas de Chile.
¿Esperaría que la actual contingencia haga aumentar el interés por las carreras científicas?
Sí, pero sobre todo que la vocación científica se impregne de transdisciplinariedad. Que las y los jóvenes entiendan que la complejidad de los problemas actuales exige juntar lo científico y tecnológico con las ciencias sociales, artes y humanidades.
La distinción de actividades esenciales y no esenciales, ¿afectará las futuras decisiones vocacionales?
Es muy difícil clasificar entre actividades esenciales y no esenciales. Por ejemplo, nos comportamos por mucho tiempo como si abordar los temas de salud mental no hubiera sido algo esencial y hoy nos damos cuenta de su importancia.
¿Qué nuevas competencias necesitarán desarrollar los futuros médicos?
Más bien, valorar con renovado énfasis la salud pública, la medicina preventiva, la atención primaria en salud, la intersectorialidad, los aspectos psicosociales, los determinantes de otras disciplinas que inciden en la salud
de las personas y la población.
¿Qué prácticas de la vida en cuarentena deberían ser parte de la futura normalidad?
Por una parte, la valoración de la vida familiar y, por otra, pienso que el uso de aplicaciones en el espacio
virtual va a ocurrir de forma extraordinariamente acelerada.
¿La mejor serie/película que ha visto?
“Los ocho más odiados” (vaya un saludo-homenaje a Ennio Morricone).
¿Qué cosas ha descubierto de usted en estos días?
La capacidad de expandir los límites de lo “rutinario” a circunstancias que jamás hubiera imaginado.
¿Qué enseñanzas nos puede dejar esta emergencia?
Que nuestras vidas se dan en una red de interacciones muy significativas, a un nivel superior a lo individual. Debemos revalorar conceptos que lamentablemente habían sido descuidados, tales como los de espacio público y bien común.
FUENTE: EL MERCURIO. REVISTA YA.
