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El académico de la Facultad de Humanidades de la UPLA y miembro de la Mesa Técnica de Formación Ciudadana de las Universidades Estatales se refiere a los desafíos del equipo de trabajo para este año, los hitos del proyecto y la relevancia de la ciudadanía en un nuevo ciclo para Chile.

 

                                                                                             por Comunicaciones CUECH

 

“Concretar la instalación y consolidación de un programa de Formación Ciudadana que represente el sello de las instituciones públicas, pero que también tenga la capacidad de transmitir la experiencia” son las palabras con las que Felipe Vergara Lasnibat se refiere al inicio de acciones dentro del proyecto de Formación Ciudadana del Consorcio de Universidades del Estado de Chile (CUECH).

 

El trabajo enmarcado en este proyecto es el resultado de un trabajo articulado, interdisciplinario y de vanguardia que reúne a académicos/as especialistas en distintos temas relativos a la ciudadanía, formación ciudadana y a procesos de participación en torno a objetivos concretos. Para el año 2022, la mesa técnica inicia sus actividades con el objetivo de avanzar en una propuesta de competencia(s) de formación ciudadana como parte del sello institucional del sistema de universidades estatales, insumo que considera para su desarrollo el diálogo permanente con las propuestas formuladas de manera previa por las universidades del CUECH, así como, con los principios de la ley de universidades del estado 21.094 y su compromiso con la realidad nacional.

 

Este trabajo está orientado a relevar la importancia de la ciudadanía y la formación ciudadana en la formación universitaria, con el fin de avanzar en la importancia de su integración a través de los los perfiles de egreso y modelos educativos de las instituciones.

 

En ese contexto, la Mesa Técnica de formación ciudadana constituye una instancia de trabajo colaborativo relevante entre las UES, realizando un trabajo que recupera las reflexiones y comprensiones que las distintas universidades del CUECH realizan sobre el tema, impulsando un dialogo permanente con los desafíos que nos plantea la construcción de Chile.

 

“Son varios los objetivos en que podemos articular la Mesa Técnica. En lo sustancial involucrar los procesos internos de la Formación Ciudadana con los desafíos que se están dando en el contexto nacional, con neutralidad respecto al proceso constituyente, se hace indispensable”, señala Vergara al respecto. “Con esto quiero expresar que debemos instalar una mirada desde los valores humanistas al ejercicio democrático y no necesariamente apuntar a la difusión de discursos facilistas que poco bien le hacen a la sociedad chilena. La mesa técnica se inspira y centra su accionar en la formación de futuros profesionales que se comprometan entre otras cosas a la Justicia Social”.

 

Sobre los desafíos académicos que plantea hacerse parte de este proceso, el académico destaca la necesidad de expandir el tema más allá de los interesados “de siempre”, e indica que “a pesar de existir diferencias amplias entre las distintas casas de estudios, sean por gradientes territoriales, geográficas o económicas, hay elementos en común, como, por ejemplo: la necesidad de abordar este tema más allá de las humanidades. Si bien éstas complementan desde el discurso la acción ciudadana, el gran desafío, está en hacer partícipes a estudiantes y docentes de carreras no humanistas, entendiendo que esta propuesta representa un desafío social y cultural, que puede resignificar el rol social del ciudadano profesional.”

 

Naturalmente, parte de las preocupaciones de la Mesa Técnica en este momento de la historia tiene que ver con el debate sobre “lo público” y su lugar en la sociedad democrática. En ese ámbito, Vergara enfatiza en “la misión de la Educación Pública Universitaria”, la cual indica que “debe hacerse cargo de vacíos propios de la desigualdad social que establece una educación media donde los acentos de los proyectos educativos son diversos, de allí que una formación integral da esa particularidad que espera este proyecto”. Al mismo tiempo, el docente especifica que “el dialogo evita los dogmatismos y fundamentalismos y favorece la colaboración asumiendo que la política es una parte de la realidad cultural y social de un país que debe nutrirse. La formación ciudadana no puede limitarse a una cuestión meramente curricular o a un conjunto de disposiciones y normativas legales, un programa de formación ciudadana debe ir de la mano de un modelo educativo que lo sustente”.

 

“Sólo en la medida que las universidades con los estudiantes se acerquen a los planos del barrio, del territorio y hagan comunidad vinculante y bidireccional con las personas comunes y corrientes, se redefinirá una nueva generación de técnicos y profesionales que se comprometen con la idea de ciudadanía en ejercicio asociativo”, concluye el académico.

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