“Mala Clase”, de Luis Barrales, llevó a las tablas la complejidad de la escuela pública y reflejó la falta de sueños y expectativas en los protagonistas de la educación. Rectores, estudiantes, apoderados y dirigentes del gremio docente fueron también parte de ese relato.
En el marco de su temporada de dramaturgia educativa, el Teatro Nacional Chileno presentó Mala Clase, obra que muestra el quiebre entre las expectativas de profesores y estudiantes. En un relato irónico, la obra refleja la crisis de un concepto de escuela, donde los objetivos comunes de profesores y estudiantes se pierden y con ello, la idea de comunidad.
En palabras de Mario Leyton, premio nacional de educación, “la obra muestra el conflicto entre los valores de la posmodernidad y modernidad. La profesora refleja el sueño colectivo, la idea de esfuerzo al progreso, mientras los jóvenes quieren conseguir sus metas en el momento, sin importar los medios”.
Por su parte, los rectores de universidades estatales, que también presenciaron la obra, se mostraron impactados frente al relato. “Las Universidades Estatales deben formar profesores con vocación, con pensamiento crítico y con los valores de servicio público, que encarna una universidad del Estado. Aquí tenemos tremenda responsabilidad”, dijo el rector Patricio Sanhueza, de la Universidad de Playa Ancha.
Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores, insistió que “el reflejo de la escuela es propio de la sociedad que tenemos. Hoy hay muchos profesores sin vocación, que se formaron en cuestionables circunstancias, dada la múltiple oferta educativa para profesores. Allí, el Estado debe ser más riguroso y limitar el lucro que muchas instituciones obtienen con este tipo de formación”, sentenció.
Mala Clase
Daniel, Francisco, Mariela y Mario esperan en la sala de profesores de un liceo fiscal, la llegada de la profesora. Saben que sólo aprobando un examen especial de historia, Francisco y Mariela podrán graduarse de cuarto medio. Es la última oportunidad que tienen. Desesperados, están dispuestos a todo por graduarse y sentir que pueden tener “un futuro”.
Una obra en que se enfrentan dos visiones del Chile actual. A través de los estudiantes, hijos de nuestra democracia y de sus paradojas, se distingue la cristalización de un modelo económico, con los vínculos humanos convertidos en una mercancía más de la que podemos desprendernos.
En tanto, la profesora, representante de una generación que creció en un país con un proyecto colectivo, percibe el derrumbe de sus ideas y valores sociales al ritmo frenético del consumo.
Mala Clase está inserta en un proyecto de itinerancia por Chile y espera presentarse a lo largo de todo el año. Por el momento, tiene funciones todos los miércoles, a las 20.00 horas, en el Teatro Nacional Chileno, sala Antonio Varas.
