Desde el año 2006 que un grupo de profesionales de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Frontera estudia a más de 3.500 adultos de entre 35 y 70 años en la región, en el marco de un estudio de escala mundial conocido como PURE.
Desde 2006 un grupo de profesionales de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Frontera estudia a más de 3.500 adultos de entre 35 y 70 años en la región de La Araucanía, en el marco de un estudio de escala mundial conocido como PURE.
¿La razón? Indagar las determinantes sociales y ambientales en la elección de estilos de vida y desarrollo de factores de riesgo cardiovascular, y la eventual presencia de enfermedades crónicas.
“Considerando la riqueza de la información disponible en PURE, trabajamos una propuesta enmarcada en la convocatoria FONIS 2017 relacionada con el Programa Elige Vivir Sano. En ese contexto, reconocemos la importancia que tienen los estilos de vida saludables y como éstos contribuyen a disminuir la carga de enfermedad del país”, explicó la Dra. Pamela Serón, líder del estudio.
Estilos de vida y percepción
Según la investigadora, los estilos de vida tanto de actividad física como de alimentación han sufrido cambios a nivel poblacional, como lo demuestran las encuestas nacionales, pero se desconocen los cambios a nivel individual y por qué han sucedido.
“Existen estudios a nivel internacional que han explorado estas determinantes, pero el conocimiento está en desarrollo y urge generarlo a nivel local”, agrega.
Muchas de estas variables están ancladas en percepciones individuales de cómo alimentarse bien o hacer ejercicio, las que a su vez están ligadas a factores económicos, familiares, culturales y sociales. Por este motivo cada tres años la muestra de más de 3.500 personas son evaluadas para saber cómo han ido avanzando.
Con ese contexto el proyecto FONIS busca saber cómo las personas han cambiado o mantenido sus hábitos, pero lo más importante es que busca reconocer qué factores los han influenciado. “En el país se han implementado algunos cambios clave como la promoción de la actividad física, implementación de infraestructura para hacer ejercicio, existe una ley de etiquetado y cada vez más los consumidores van tomando conciencia de lo que compran cuando de alimentos se trata, por ejemplo”, explica la Dra. Serón.
El objetivo es determinar la magnitud de los cambios en niveles de actividad física y de patrón alimentario, experimentados en los participantes del Estudio PURE y determinar cómo las variables individuales y contextuales a nivel familiar y de la comunidad han sido decisivas. “Planteamos, además, determinar si lo anterior se asocia a cambios en el Índice de Masa Corporal o perímetro de cintura a nivel individual, familiar y comunitario. Esto último porque es determinante para predecir y prevenir enfermedades cardiovasculares”, puntualizó.
Estos resultados pueden ser determinantes para la toma de decisiones de políticas públicas informadas, ya que identificar cuáles son las variables individuales y contextuales que favorecen los cambios en los estilos de vida permitiría priorizar intervenciones, focalizar los grupos más expuestos y distribuir más eficientemente los recursos públicos.
