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La relación entre familias y escuelas siempre ha sido algo tensa. Tiene ribetes que se han estudiado alrededor del mundo y hasta ahora, aún no hay una fórmula que pueda ayudar a mejorar el vínculo entre ambos actores. Por una parte, los apoderados no siempre comprenden las lógicas de enseñanza, y por otro, la escuela no puede incidir en las dinámicas familiares. Y las dos situaciones tienen repercusión en los resultados de aprendizaje de los estudiantes, sobre todo los más pequeños.

 

23.05.2017. Temuco. La relación entre familias y escuelas es un problema que se ha arrastrado por años, de difícil solución, pero que ha llamado la atención de la Dra. Mahia Saracostti, investigadora del Núcleo de Ciencias Sociales de la Universidad de La Frontera.

Gracias a la ejecución de un Proyecto Fondecyt, la científica busca diseñar, analizar y evaluar un modelo de vinculación colaborativa entre familias y escuelas. “Hay un concepto que me parece muy gráfico, que se denomina atribuciones cruzadas de culpas: cuando nos enfrentamos a estudiantes con problemas de aprendizaje, de resultados, de conducta o de desarrollo socio emocional, la familia percibe que la escuela los responsabiliza a ellos”, explica Saracostti. Mientras, al otro lado de la vereda, la institución educativa siente que en ella se “depositan” a los niños y luego, la familia se desentiende y además es culpada por el establecimiento.

“Hay un espacio de desencuentro, de falta de comunicación, de estigmatización cruzada. Y lo que la literatura científica muestra, es que aquellas escuelas y familias que logran avanzar en el aprendizaje es porque se han puesto de acuerdo, se han sacado los estigmas y han trabajado colaborativamente para desplegar al máximo los talentos de los niños”.

Creatividad como recurso clave

Es así como este nuevo proyecto aspira a diseñar un modelo de intervención para Chile en esa materia. Hay evidencia científica que en otros países esta puesta en común y el involucramiento de familias y escuelas resulta, pero no hay evaluaciones concretas de experiencias en nuestro país.

 

“Queremos poner el foco en Latinoamérica y en ese contexto propongo un modelo genérico, que lo vamos a empaquetar y crear una intervención específica, para alumnos de 3ro y 4to básico, que esté en sintonía al contexto territorial, cultural y social de nueve establecimientos educacionales de La Araucanía, el Maule y O´Higgins.  La característica común entre ellas es el alto índice de vulnerabilidad educativa, que están ubicadas en el radio urbano, son municipales y que tengan acceso a internet. Vamos a hacer un trabajo de formación inicial para profesores y ver de manera conjunta cómo podemos llegar al nexo efectivo entre familia y escuela”, explicó la investigadora del Núcleo de Ciencias Sociales de la Universidad de La Frontera.

Fuente: Comunicaciones U. de La Frontera 

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