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Estudios dirigidos por el Dr. Álvaro Ardiles, científico joven del Centro Interdisciplinario de Neurociencia, de la Universidad de Valparaíso, CINV, buscan bloquear la función de una proteína involucrada en la enfermedad.

 

Este año, un grupo de ratones recibirá el medicamento a través de sus comidas, con la esperanza de bloquear a una proteína del cerebro llamada Panexina y que según reveló Ardiles, jugaría un rol protagónico en esta enfermedad.

 

Abril 2017. Valparaíso. A sus 40 años, el Dr. Álvaro Ardiles trabaja diariamente para encontrar una terapia contra el Alzheimer, la enfermedad más prevalente del envejecimiento. Bioquímico proveniente de Ovalle -Cuarta Región-, y actual investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso, un Instituto Milenio albergado en la Universidad de Valparaíso, está explorando el uso de un fármaco en modelos animales, con el propósito de frenar e incluso revertir el daño neuronal, y mejorar aspectos de la memoria.

Su gran apuesta es un medicamento que ya ha sido empleado para otras enfermedades, como la gota y artritis gotosa, y el cual será entregado a través del alimento, a un grupo de ratones que desarrollan Alzheimer. Esto, con la esperanza de bloquear a una proteína del cerebro llamada Panexina y que según reveló Ardiles, jugaría un rol protagónico en esta enfermedad.

Durante este año, el científico y su equipo evaluarán el comportamiento de los animales sometidos a tratamiento, analizando especialmente, la memoria espacial, aquella que primero se daña con la patología. “Nuestra esperanza es que si logramos disminuir o revertir el daño en las neuronas, y en la pérdida de memoria, este fármaco sería una herramienta promisoria para iniciar estudios en humanos, idealmente, en un par de años. En dicho escenario esperamos ser capaces de intervenir el daño cognitivo que se observa en los pacientes”, sentencia el investigador.

Para facilitar este camino, Ardiles trasladó su laboratorio a la Escuela de Medicina, de la Universidad de Valparaíso. Esto, a fin de estrechar mayores lazos con neurólogos y otros especialistas que podrían contribuir en el seguimiento de la enfermedad en pacientes. A esto, se suma el hecho de que ya pudieron probar la eficacia de esta droga a nivel celular, en tejidos.

Proteína blanco y Alzheimer

El Dr. Ardiles trabajó con el  Dr. Agustín Martínez durante su Postdoctorado, aprendiendo nuevas técnicas de biología celular e iniciando independientemente estudios sobre Alzheimer y su relación con la proteína panexina, la misma que hoy busca bloquear en los ratones.  Este proceso, también fue realizado gracias a proyectos Fondecyt de CONICYT, que logró adjudicarse.

Gracias a su trabajo y logros científicos, el año pasado fue invitado al CINV como Investigador Joven, categoría que le permite una mayor interacción y colaboración con el resto de los investigadores de este centro, que busca preparar a las próximas generaciones de científicos del país.

“Poco se conocía de esta proteína. Se sabía que estaba vinculada a otros procesos patológicos, inflamatorios particularmente. Pero lo innovador fue descubrir que era importante para la comunicación entre las neuronas y que por tanto podía estar vinculada con el Alzheimer. La panexina se ubica estratégicamente en regiones de las neuronas que son críticas para que puedan comunicarse, específicamente en la zona donde se produce la transmisión de información. En ese contexto, nosotros descubrimos que ésta podía modular la actividad neuronal y observamos que su ausencia aumentaba dicha actividad. Fue así como quisimos indagar sobre su rol en la enfermedad de Alzheimer y buscar fármacos para bloquear su acción, con la idea de aumentar la actividad neuronal y revertir el daño que ocurre en la enfermedad”, comenta el investigador.

Actualmente, trabajan con un fármaco que ha servido para tratar otras enfermedades y que bloquea esta proteína.  Así, entrenando a ratones y luego observando su desempeño -para ubicar una plataforma en medio de una piscina-, Ardiles y su equipo verán cómo mejora la memoria espacial, tras suministrar el medicamento en sus comidas, el cual no tiene ninguna toxicidad para los animales. Luego, esperan analizar si esos cambios conductuales se corresponden con variaciones en su actividad neuronal y con los niveles de lesiones cerebrales asociadas a esta patología.

La idea, es intervenir la enfermedad cuando aparecen los primeros síntomas, situación que en humanos, se da por lo general sobre los 60 años y con pequeños episodios de olvido. “Este año desarrollaremos la parte preclínica de la investigación y el próximo año, esperamos conseguir los fondos y permisos para avanzar hacia los estudios clínicos. Y ya tenemos algunas ventajas. Que éste sea un fármaco empleado en la clínica, pavimenta el trayecto para ser estudiado en personas”, comenta.

 

Fuente: Carolina Todorovic. Agencia Inés Llambías Comunicaciones

 

 

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