¿Por qué emprender desde la universidad estatal?

Normalmente, cuando pensamos en innovación y emprendimiento, lo primero que nos viene a la mente son grandes centros tecnológicos o empresas privadas. Sin embargo, lo que muchas veces pasa desapercibido es que las universidades estatales poseen un potencial único para generar cambios sociales profundos y duraderos.
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Jacqueline Concha

Integrante del Comité Ejecutivo de la Red de Innovación del CUECH y directora de innovación de la Universidad de Valparaíso

Estas instituciones no solo fomentan ideas innovadoras, sino que también actúan como motores de transformación social, impulsando soluciones que benefician directamente a sus comunidades y contribuyendo a construir sociedades más inclusivas y equitativas.

Las universidades públicas tienen una característica distintiva: están profundamente conectadas con sus comunidades locales y conocen de primera mano sus dolores y necesidades. Gracias a esa cercanía, los proyectos que nacen en estas instituciones no solo son innovadores, sino también relevantes y orientados a lo social.

Por ejemplo, diseños tecnológicos que faciliten el acceso al agua potable, aplicaciones para la detección temprana de enfermedades o sistemas que ayuden a administrar mejor los recursos públicos. Estas soluciones no solo ofrecen beneficios inmediatos, sino que tienen el potencial de cambiar vidas y fortalecer comunidades en el largo plazo.

La experiencia de Epivigila, desarrollada en la Universidad de Valparaíso durante la pandemia, ejemplifica cómo la innovación universitaria puede tener un impacto social crucial.

No se trató solo de una herramienta tecnológica, sino de una respuesta concreta que permitió a las autoridades sanitarias tomar decisiones informadas en tiempo real, salvando vidas y fortaleciendo la confianza en las instituciones públicas en un momento de extrema crisis.

Este ejemplo demuestra cómo la innovación desde las universidades puede ser un catalizador para el bienestar social y la gestión de emergencias, con capacidad de escalar y replicar en otros ámbitos y territorios.

¿Quiénes impulsan la innovación en Chile?

En Chile, el espíritu emprendedor se expresa en toda su diversidad. Mujeres y hombres de distintas edades están creando e innovando continuamente. La mayoría de los emprendedores tienen entre 30 y 44 años, ya con experiencia y ganas de nuevos desafíos, pero también hay quienes, con más de 45 años —los llamados emprendedores tardíos— deciden dar un paso al frente.

Estas personas, que comienzan un proceso emprendedor en etapas más avanzadas de la vida, demuestran que nunca es tarde para innovar y transformar su realidad. Además, los jóvenes de 15 a 29 años aportan ideas frescas y entusiasmo, impulsando el cambio desde nuevas generaciones.

El crecimiento del emprendimiento en regiones como Magallanes, Antofagasta y Los Lagos muestra que la innovación ya no solo está en Santiago, sino en todos los rincones del país, llevando oportunidades a lugares donde antes era difícil imaginarlo.

Este perfil diverso de emprendedores reafirma por qué apoyarlos desde la universidad estatal es tan crucial: esas instituciones tienen el potencial de formar talentos diversos y comprometidos, capaces de activar la innovación en todas las etapas de la vida y en todos los territorios, siendo claves para construir un país más inclusivo y resiliente.

¿Por qué emprender desde la universidad estatal?

Porque estas instituciones, profundamente conectadas con sus comunidades y conocedoras de sus necesidades reales, tienen un potencial único para transformar la realidad mediante la innovación social; a través del emprendimiento universitario, generan soluciones concretas, fortalecen el tejido social y promueven un desarrollo inclusivo y equilibrado en todos los territorios.

En el Reino Unido, un informe de Universities UK (2023), demostró que las empresas emergentes vinculadas a universidades han generado miles de empleos y han contribuido significativamente al crecimiento económico local. Estas startups no solo han impulsado la innovación, sino que también han mejorado la calidad de vida en sus comunidades, evidenciando el poder transformador del emprendimiento universitario.

Esto no solo abre puertas para que los emprendimientos prosperen, sino que también ayuda a cerrar las brechas que dividen a nuestras comunidades. Al promover un desarrollo más inclusivo y sostenible, el emprendimiento universitario no solo transforma la vida de los estudiantes, sino que también fortalece a las comunidades, preparándose para enfrentar los desafíos futuros. En esencia, representa un motor de transformación que, mediante el esfuerzo y la dedicación, tiene el potencial de impulsar la creación de un futuro más equitativo y repleto de oportunidades para todos.

Desafíos y oportunidades

Para que las ideas innovadoras surgidas en las universidades tengan un impacto social genuino, es clave fortalecer los mecanismos existentes, simplificar trámites y establecer reglas claras que faciliten convertir esas ideas en soluciones concretas y escalables. Aunque leyes como la de Transferencia Tecnológica representan avances, persisten brechas normativas, de recursos y en la infraestructura, especialmente en regiones alejadas, limitando la participación en innovación y emprendimiento.

Pero estos desafíos también abren oportunidades. Emprender desde la universidad estatal significa aprovechar su cercanía con las comunidades y su conocimiento de sus necesidades para generar soluciones sociales reales que transforman vidas. Fortaleciendo los mecanismos adecuados, el emprendimiento universitario puede convertirse en un motor de desarrollo social, promoviendo un país más justo, inclusivo y resiliente. Es en esta senda donde radica la verdadera fuerza de la innovación desde el ámbito público.

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