El equipo de Postgrado y Postítulo del Proyecto de Construcción del ethos identitario de la Universidades Estatales de Chile, trabaja en reconocer buenas prácticas para el trabajo en conjunto y la integración del Sistema de Universidades Estatales (SUE), permitiendo su posicionamiento a nivel nacional e internacional en el área de la salud, desde el ámbito de posgrado y postítulo, desarrollando entre sus iniciativas un diagnóstico de las instituciones de educación superior para el desarrollo de postgrado y postítulos en las áreas de Salud.
La académica, Dra. Angélica Mosqueda Díaz, directora general de Postgrado y Postítulo de la Universidad de Valparaíso y responsable del Objetivo Específico 5 del Proyecto Ethos, comenta que este diagnóstico “ha sido crucial para identificar áreas de oportunidad y fortalecimiento”, ya que, permitirá a las universidades estatales “potenciar su oferta académica, mejorar la calidad de sus programas y, en última instancia, contribuir significativamente al desarrollo de profesionales de la salud altamente capacitados y al avance de la investigación en el país”.
El diagnóstico fue posible gracias a la participación de las 18 Universidades Públicas del país y del Servicio de Información de Educación Superior (SIES). El análisis de esta información ha permitido “caracterizar en profundidad los programas de Doctorado, Magíster y Especialidades en el área de la Salud que actualmente se ofrecen en estas instituciones”, señala Angélica Mosqueda, Titular de la Escuela de Enfermería de la misma casa de estudios.
Este diagnóstico representa una herramienta estratégica para el Sistema de Universidades del Estado (SUE), ya que proporciona una radiografía detallada, actualizada y validada de la oferta de programas de postgrado y postítulo en salud en las instituciones del CUECH. Su desarrollo colaborativo y su enfoque en variables claves, como: acreditación, distribución territorial, duración, vacantes y matrícula, permitiendo orientar de manera fundamentada las decisiones de política pública en educación superior estatal.
Además, este diagnóstico, agregó la directora general de Postgrado y Postítulo de la Universidad de Valparaíso, “contribuye a visibilizar las brechas regionales, las asimetrías en la oferta y las diferencias en los procesos formativos”, lo cual, bajo su punto de vista, “fortalece la capacidad del SUE para proyectar acciones articuladas en torno a la equidad territorial, la calidad formativa y la pertinencia social de los programas en salud”, señaló Angélica Mosqueda. En este sentido, el diagnóstico representa “una base indispensable para diseñar estrategias de expansión, articulación y mejora continua en la formación de profesionales especializados al servicio del país”, agregó.
Principales hallazgos
Entre los hallazgos más relevantes destaca la fuerte concentración de la oferta de postgrados y postítulos del área de la salud en la Macrozona Centro, donde se ubica el 69,3% de los programas, así como la baja presencia de estos en las zonas Norte y Austral. También se observa que el 77% de los programas corresponde a especialidades de salud, mientras que los magísteres y doctorados tienen una presencia proporcionalmente menor.
En términos de acreditación, el diagnóstico señala que los doctorados presentan una alta tasa de acreditación (85,7%), lo que evidencia su consolidación institucional, mientras que los magísteres muestran un rezago importante: solo el 29,4% está acreditado. “Esto pone de manifiesto la necesidad urgente de fortalecer o visibilizar otros procesos de aseguramiento de la calidad”, dijo.
En cuanto a su diseño, los programas de doctorado presentan una mayor homogeneidad en duración (8 semestres) y créditos SCT (promedio de 235), lo que refleja un mayor grado de estandarización. En cambio, los magísteres exhiben una dispersión significativa en carga académica (entre 60 y 120 SCT), lo cual puede dificultar la comparabilidad y la movilidad entre instituciones.
Esta información, afirma la Dra. Mosqueda, “es clave para avanzar hacia una mayor armonización curricular, consolidar trayectorias formativas articuladas y fomentar redes académicas entre programas similares”. Además, permite orientar políticas de incentivo a la acreditación, al diseño compartido de programas interuniversitarios, y a la distribución más equitativa de la oferta a lo largo del país. Por eso, a su juicio, “disponer de este mapa detallado de la oferta académica permite al SUE definir prioridades, generar nuevas alianzas estratégicas y orientar el crecimiento del sistema en función de las necesidades territoriales y de salud pública del país”.
Los desafíos que deja el diagnóstico
El diagnóstico evidencia desafíos transversales y específicos para las universidades estatales en el ámbito del postgrado en salud. Uno de los más urgentes, señala Angélica Mosqueda, directora general de Postgrado y Postítulo de la Universidad de Valparaíso, es la necesidad de “una mayor articulación territorial de la oferta, dado que se concentra fuertemente en la Macrozona Centro y es prácticamente inexistente en la Macrozona Austral”. Esta desigual distribución impacta directamente en la formación de especialistas en regiones extremas, dificultando la equidad en el acceso a educación avanzada y la disponibilidad de profesionales altamente calificados en todo el territorio nacional, según afirmó la académica. “Esto exige diseñar estrategias institucionales y colaborativas que promuevan la desconcentración y la creación de programas en zonas subrepresentadas, considerando formatos flexibles y alianzas regionales”, dijo.
Respecto a los programas de magíster, el principal desafío que deja el diagnóstico sobre la mesa destaca la necesidad de avanzar en una estandarización y aseguramiento de la calidad, según indican las cifras levantadas en este análisis. Por ejemplo, la dispersión en la carga académica (rango de 60 a 120 SCT) y la baja tasa de acreditación (29,4%) limitan su comparabilidad, articulación con otros niveles formativos y reconocimiento nacional e internacional. Al respecto, Angélica Mosqueda apunta a la necesidad que representa “superar esta situación implica fortalecer los procesos de diseño curricular con criterios comunes, fomentar trayectorias formativas articuladas, e impulsar políticas institucionales activas que acompañen los procesos de acreditación”.
El caso de los doctorados
Si bien esta oferta académica de postgrado presenta una tasa alta de acreditación (85,7%) y una mayor homogeneidad en su diseño (8 semestres, 235 SCT promedio), enfrenta desafíos vinculados a su baja presencia en regiones, lo que restringe las oportunidades de formación avanzada fuera de la Macrozona Centro. Asimismo, el reducido número de programas (14 en total) plantea la necesidad de evaluar su cobertura disciplinar y proyección estratégica, con miras a diversificar la oferta en función de los requerimientos del sistema de salud y del desarrollo científico-tecnológico del país.
En cuanto a las especialidades de la salud, el diagnóstico revela una necesidad crítica de mejora en acreditación, especialmente en las especialidades médicas, donde solo el 19,9% cuenta con acreditación vigente. A esto se suma una alta variabilidad en la duración en SCT (entre 66 y 461 SCT), lo que sugiere diferencias relevantes en los diseños formativos y potenciales inequidades en las exigencias académicas. Al respecto Angélica Mosqueda señala que abordar estos desafíos “implica no solo incentivar los procesos de acreditación y revisión curricular, sino también avanzar hacia la incorporación sistemática del SCT en todas las especialidades, como lenguaje común para la articulación y armonización curricular”. Asimismo, la profesional destacó que se requiere “fortalecer las alianzas con redes asistenciales, organismos acreditadores y entidades estatales, para garantizar pertinencia, calidad y sostenibilidad en la formación de especialistas que el país necesita”.
Colaboración esencial
El trabajo en red es esencial para la consolidación de proyectos y, en el caso del SUE, como un sistema articulado que genera sinergias y responde de manera colaborativa a los desafíos del país, este punto se encuentra consolidado. Así lo aseguró la directora general de Postgrado y Postítulo de la Universidad de Valparaíso, para quien este diagnóstico no solo es un insumo técnico, sino también “un producto colectivo que refleja una forma de gestión del conocimiento compartida entre las universidades estatales y que permite sentar las bases para avanzar en políticas de homologación curricular, movilidad académica, co-diseño de programas conjuntos y estrategias comunes de acreditación”.
A partir de los resultados, los principales desafíos del trabajo en red incluyen: profundizar la coordinación interinstitucional para equilibrar la oferta en las distintas macrozonas, establecer criterios comunes para el diseño y duración de los programas y promover la creación de instancias permanentes de evaluación conjunta, que permitan actualizar el diagnóstico periódicamente. Asimismo, se hace imprescindible ampliar la colaboración con redes asistenciales, autoridades sanitarias y Comisión Nacional de Acreditación, con el fin de fortalecer la vinculación de estos programas con las necesidades reales del sistema de salud nacional.
Descarga el Informe diagnóstico y caracterización: https://shorturl.at/KCgpB