La Fundación Oceanósfera presentará oficialmente el próximo 29 de agosto, en el Museo Nacional de Historia Natural de Santiago, Tiburones, rayas y quimeras de Chile, la primera obra ilustrada que incluye todas las especies de peces cartilaginosos (condrictios) registradas en Chile.
La publicación, parte del proyecto “Tiburones a la vista”, combina arte y ciencia para dar a conocer y proteger un patrimonio natural y cultural altamente amenazado. Con 200 páginas bilingües (inglés y español), ilustraciones originales y la información científica más actualizada sobre 99 especies, el libro invita a explorar la biología, ecología y distribución de estos animales presentes en todo el territorio marino nacional.
Gracias al apoyo de Grupo Roca, Blue Marine Foundation, Costa Humboldt, The Nature Conservancy Chile, Facultad de Ciencias UCSC, COPAS Coastal y donantes de Oceanósfera, se entregarán 500 ejemplares gratuitos a organizaciones, instituciones y personas que se comprometan a realizar actividades de educación y/o comunicación con el libro.
Las solicitudes se realizan a través del formulario disponible en la página web, acompañado de una carta de compromiso para su uso educativo. Un número limitado de ejemplares estará a la venta en Librería Mac-Kay y Oceanósfera.
Un país de tiburones
Ignacio Contreras, director científico del proyecto, es biólogo ambiental, egresado y estudiante de Magíster en Ciencias Biológicas de la Universidad de Chile. Como investigador, se ha especializado en la taxonomía, biología y pesquería de tiburones, rayas y quimeras de Chile. Actualmente también se desempeña en el Museo Nacional de Historia Natural, aportando desde la investigación y la divulgación científica a la conservación de estas especies.
Para Contreras, esta obra es una oportunidad para romper mitos y abrir los ojos frente a la riqueza marina de Chile. “En general, los condrictios han pasado desapercibidos. Mucha gente cree que no hay tiburones en Chile porque el agua es fría, pero tenemos casi 100 especies registradas. No solo pequeñas, también gigantes como el tiburón ballena (Rhincodon typus) y el peregrino (Cetorhinus maximus)”, explica.
El investigador recalca que “estos peces cumplen funciones clave en el ecosistema marino, como depredadores, fertilizadores y transportadores de nutrientes. Chile, como país profundamente vinculado al océano y la pesca, tiene una deuda pendiente con su protección. La sobrepesca es su mayor amenaza, sumado al fraude en la comercialización y la falta de regulación en muchas pesquerías”.
“Muchos se capturan como fauna acompañante, en variadas pesquerías. Terminan descartados y lanzados muertos al mar. Por eso este libro busca generar conciencia y dar a estas especies la relevancia que merecen para fomentar su protección”, agrega Contreras.
Educación y conservación
Por su parte, Carolina J. Zagal, directora y fundadora de Oceanósfera, destaca que este libro será un aporte para la educación y la conservación marina. “Queremos que la gente sepa que tenemos una gran diversidad de tiburones, rayas y quimeras, y que la mayoría no representa peligro para las personas. El más pequeño tiene solo 27 cm y el más grande, el tiburón ballena, es del tamaño de un bus y es totalmente inofensivo. Siete especies son endémicas, no existen en ninguna otra parte del mundo. Protegerlas significa cuidar nuestro patrimonio natural marino”, señala.
Zagal imagina a las nuevas generaciones interactuando con el mar gracias al libro: “Un niño o niña puede leer sobre el tiburón pintarroja y luego, en una visita a la playa, buscar sus cápsulas de huevos entre las algas y reconocer si pertenece a una raya, quimera o tiburón. Saber que la cría que ya nació y que no vemos está cerca de la costa donde se encontró el huevo. Hablar de dónde viven, cómo se alimentan o cómo se reproducen no es solo biología: es crear un vínculo con el mar, despertar curiosidad y sentido de pertenencia. Y cuando sientes que algo es cercano a ti, nace el compromiso de cuidarlo”, comenta.
Profesora de ciencias e inglés, Zagal comprende el desafío de enseñar contenidos arraigados en la realidad local y la importancia de incorporar el océano, la educación ambiental y el cuidado de la naturaleza en la formación escolar. “El libro puede utilizarse para desarrollar diversas habilidades científicas, matemáticas, artísticas, musicales y comunicacionales; en actividades dentro y fuera del colegio, como visitas a museos, acuarios, caletas y playas. Por ejemplo, se puede investigar una especie favorita, comparar tamaños, clasificar especies e identificar sus huevos”, explica.
Con el arte del ilustrador chileno Jorge Ruiz, la obra ofrece múltiples posibilidades: explorar lenguajes artísticos a partir de sus imágenes y crear trabajos propios; escuchar y componer música inspirada en sus temáticas; o trabajar el lenguaje —incluido el inglés— con vocabulario vinculado al entorno natural y cultural de Chile.
Desde Fundación Oceanósfera esperan que el libro sea una herramienta activa durante todo el año, aprovechando fechas clave como el Día de la Educación Ambiental (enero), el Día del Libro (marzo), el Mes del Mar (mayo), el Día del Océano (junio), el Día de los Tiburones (julio), el Día de Limpieza de Playas y Costas (septiembre), el Día de los Animales (octubre) y el Día de la Fauna Chilena (noviembre), entre otros.